
Hoy te daré las gracias,
simplemente,
como hemos hecho todo en nuestras vidas,
mirándome en tus ojos infinitos
cansados de luchar con la rutina.
Porque en las ramas fuertes y seguras de tu serena solidez de árbol
aferrado a la tierra humedecida con callados raigones milenarios
yo pude disponer de mis misterios,
encontrar el camino a mis entrañas
para saber quién soy,
de dónde vengo,
hacia dónde navega mi esperanza,
hilvanar mis palabras en poemas protegida en el hueco de tus brazos
y alzar el vuelo de mis fantasías
por perseguir la libertad del canto.
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