La caída.
La cópula incestuosa de humanos sentimientos arruinó tu futuro promisorio en la empresa.
Rivalidad,
envidia,
egoísmo,
soberbia
y algo de necedad en la áspera respuesta que le diste a tu Jefe
al repartir los cargos
aquel amanecer
sobre la larga mesa.
Te negaste a servir,
rehusaste la obediencia,
solitario rebelde en un mundo sumiso
que aún estaba naciendo de su manto de nieblas
donde tus pensamientos eran bien recibidos por la clara visión,
la gran inteligencia
y la mejor presencia del “team” de ejecutivos.
Te atreviste a enfrentar la ira de los justos
en un debate público
donde arriesgaste todo aquello que lograste con bondad y paciencia
en pos de un arrebato que sonrojó tu rostro
y consumió tu alma en un incendio vano
de vocablos candentes como tus mismos ojos.
Los amigos que hicieron causa común contigo
–encendidos por fuegos que alimentó tu boca-
fueron involucrados en el duro castigo
del destierro fijado entre las ciegas sombras de un muerto territorio donde todo es misterio
y figuras amorfas
que reptan
sigilosas.
Las palabras que fueron una vez vuestros nombres
borraron para siempre de los libros de piedra,
otras voces extrañas sustantivan tu vida en el nuevo universo de dolor y miseria
donde habrás de reinar para los desgraciados
sumidos en la eterna crueldad de sus condenas.
Nunca mejor monarca para los sumergidos
que habitamos la angustia de este reino infinito de oscuros transgresores, lancinantes culpables,
esclavos subterráneos de instintos primitivos
purgando sus pecados de débiles espíritus…
La escoria de los cielos.
Los ángeles caídos.
La cópula incestuosa de humanos sentimientos arruinó tu futuro promisorio en la empresa.
Rivalidad,
envidia,
egoísmo,
soberbia
y algo de necedad en la áspera respuesta que le diste a tu Jefe
al repartir los cargos
aquel amanecer
sobre la larga mesa.
Te negaste a servir,
rehusaste la obediencia,
solitario rebelde en un mundo sumiso
que aún estaba naciendo de su manto de nieblas
donde tus pensamientos eran bien recibidos por la clara visión,
la gran inteligencia
y la mejor presencia del “team” de ejecutivos.
Te atreviste a enfrentar la ira de los justos
en un debate público
donde arriesgaste todo aquello que lograste con bondad y paciencia
en pos de un arrebato que sonrojó tu rostro
y consumió tu alma en un incendio vano
de vocablos candentes como tus mismos ojos.
Los amigos que hicieron causa común contigo
–encendidos por fuegos que alimentó tu boca-
fueron involucrados en el duro castigo
del destierro fijado entre las ciegas sombras de un muerto territorio donde todo es misterio
y figuras amorfas
que reptan
sigilosas.
Las palabras que fueron una vez vuestros nombres
borraron para siempre de los libros de piedra,
otras voces extrañas sustantivan tu vida en el nuevo universo de dolor y miseria
donde habrás de reinar para los desgraciados
sumidos en la eterna crueldad de sus condenas.
Nunca mejor monarca para los sumergidos
que habitamos la angustia de este reino infinito de oscuros transgresores, lancinantes culpables,
esclavos subterráneos de instintos primitivos
purgando sus pecados de débiles espíritus…
La escoria de los cielos.
Los ángeles caídos.
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