Canción de cuna para un niño pobre.
Pobre mi niño manso
que no tiene pañales para cubrir la suave desnudez de su carne,
mi tibio Nazareno de miseria palpable
aturdiendo en las noches con la urgencia del hambre.
Tan cercano a la vida.
Tan cercano a la muerte.
Habitando su frágil frontera transparente
acosado por fiebres que le vienen de lejos a destruir la constancia de su cuerpo inocente.
En este mundo oblicuo es difícil erguirse
vuelves eternamente a caer hacia abajo
y sólo sobreviven los que han nacido fuertes
para enfrentar los crueles combates cotidianos.
Llega temprano el sueño para los niños débiles
entre la geografía de los mundos terceros
donde todo te apremia a continuar luchando contra la tempestad que te empuja al silencio.
Acércate a mi pecho
el manantial exhausto de caminos vitales,
el eslabón endeble al que aferras tus labios firmemente obstinados
mientras miras mis ojos y mis manos te mecen.
Duérmete,
niño mío,
mi pequeño gigante dispuesto a desangrar sus piecitos descalzos
caminando jornadas de soles transitorios.
Venimos de la noche y hacia la noche vamos.
Pobre mi niño manso
que no tiene pañales para cubrir la suave desnudez de su carne,
mi tibio Nazareno de miseria palpable
aturdiendo en las noches con la urgencia del hambre.
Tan cercano a la vida.
Tan cercano a la muerte.
Habitando su frágil frontera transparente
acosado por fiebres que le vienen de lejos a destruir la constancia de su cuerpo inocente.
En este mundo oblicuo es difícil erguirse
vuelves eternamente a caer hacia abajo
y sólo sobreviven los que han nacido fuertes
para enfrentar los crueles combates cotidianos.
Llega temprano el sueño para los niños débiles
entre la geografía de los mundos terceros
donde todo te apremia a continuar luchando contra la tempestad que te empuja al silencio.
Acércate a mi pecho
el manantial exhausto de caminos vitales,
el eslabón endeble al que aferras tus labios firmemente obstinados
mientras miras mis ojos y mis manos te mecen.
Duérmete,
niño mío,
mi pequeño gigante dispuesto a desangrar sus piecitos descalzos
caminando jornadas de soles transitorios.
Venimos de la noche y hacia la noche vamos.
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