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Norma Segades - Manias

Melancolía.

Ayer soñé los besos,
imaginé el mañana,
caminé las veredas que marcó la esperanza
porque la primavera era savia dorada palpitando en mis venas,
sonrojando mi cara.
Hoy vivo la tibieza de tus besos callados,
la risa de mis hijos,
el roce de tu brazo,
la hoguera de la carne incendiando el verano
en la íntima penumbra del lecho cotidiano.
Mañana seré sólo una presencia amiga,
un manojo apretado de palabras no dichas por ser innecesarias,
la paciencia infinita de mi otoño maduro en las tardes tranquilas.
Después,
las sienes blancas,
la sonrisa cansada,
un andar inseguro vagando por la casa,
mi mano acariciando tu piel acongojada,
el invierno
acechando detrás de la ventana.
Y cuando ya no exista el transcurrir del tiempo seré la esencia pura,
el eco del silencio,
un cuerpo abandonado
y un plácido recuerdo que volverá en la tarde mecido por el viento.
Siempre que un ave cruce la inmensidad del cielo,
que una frase no dicha llegue a tu pensamiento,
que una triste mirada se detenga en mis versos…
una parte muy mía estará renaciendo.

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