Oscilación del péndulo.
Aquí estamos tú y yo,
habitando relojes
cuya marcha metálica acelera o dilata el tiempo del hechizo en profundas miradas
para precipitarnos al espacio gimiente
donde el rencor desgrana sus dolores callados
en busca de los cauces pedregosos del llanto.
Aquí estamos tú y yo,
sumisos o rebeldes,
meciéndonos a impulsos de nuestros sentimientos
en esta alucinante oscilación del péndulo.
Desplazando la esencia de inestables pasiones
entre las dentelladas de engranajes mecánicos
que rigen balanceos de ritmo matemático.
Aquí estamos tú y yo,
pobres seres humanos,
en la frontera mágica donde el silencio lánguido
transmigra en estallantes y exactos resplandores
perdidos en precisos vaivenes rechinantes:
alaridos… susurros…
certidumbres… sospechas…
realidad… ilusiones…
claridades…
tinieblas…
Aquí estamos tú y yo,
habitando relojes
cuya marcha metálica acelera o dilata el tiempo del hechizo en profundas miradas
para precipitarnos al espacio gimiente
donde el rencor desgrana sus dolores callados
en busca de los cauces pedregosos del llanto.
Aquí estamos tú y yo,
sumisos o rebeldes,
meciéndonos a impulsos de nuestros sentimientos
en esta alucinante oscilación del péndulo.
Desplazando la esencia de inestables pasiones
entre las dentelladas de engranajes mecánicos
que rigen balanceos de ritmo matemático.
Aquí estamos tú y yo,
pobres seres humanos,
en la frontera mágica donde el silencio lánguido
transmigra en estallantes y exactos resplandores
perdidos en precisos vaivenes rechinantes:
alaridos… susurros…
certidumbres… sospechas…
realidad… ilusiones…
claridades…
tinieblas…
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